domingo, 31 de octubre de 2010

Infierno grande o un elogio de la polémica

¿Por qué trabajar el 24 de marzo en la escuela? ¿Qué particularidades se presentan si la institución educativa funciona en una cárcel? ¿Qué implicancias tiene para alumnos y docentes abordar la dictadura? ¿Cuánto del pasado y cuánto del presente está puesto en juego en estos aprendizajes y en estos contextos?


AQUÍ artículo completo presentado en III Seminario Internacional Políticas de la Memoria “Recordando a Walter Benjamin: Justicia, Historia y Verdad. Escrituras de la Memoria”. CCMHCONTI, octubre noviembre de 2010.

viernes, 22 de octubre de 2010

La lista de regalos que un alumno sí puede hacer a una profesora

Como si fuera una docente ajena que se enfrenta a una prueba escrita, ya había recibido demasiadas "frases confusas" de algunos y "comentarios inadecuados" de otros, cuando vino Claudio esa mañana y me ofreció una Rhodesia.
-Es para vos -me dijo-. ¿Te gusta?
-No, gracias -contesté-. No me gustan las obleas.
No sé qué explicación dio él respecto del regalo ni yo del desafecto. Pero lo cierto es que al otro día lo trasladaron a un pabellón lejano y anduvo como diez días sin venir a la escuela. En ese tiempo me pregunté cuáles eran los regalos que quería de ellos, y así es como armé esta lista.



Ni obleas
ni frases hechas
ni corazones.
Galletas saladas, aladas, de agua que pasa, que clama, que calma.
Palabras de hada, que empujen y abran: vacíos, tormentas, cerrojos.
Palabras ñeri que transiten escalones, y suban y bajen,
que acompañen, que apuesten:
al aire, y lo ganen
al todo y lo pierdan,
al miedo y empaten.
Palabras que abracen sentidos, lenguajes de afuera o adentro
que estallen vidrios fraguados, distancias virtuales.
Dos historias, una suerte, ningún éxito.
Un vacío pero no de espanto ni riqueza ni aburrimiento;
sí el silencio que llega después de la sorpresa,
la sorpresa que viene de la alegría,
la alegría que explota
tan inesperada
en mitad del aula.

... ¿te imaginás?: ¡Un millón y medio de margaritas lloviéndonos en la cabeza!
¿como cuánto es eso, eh?

Claro que recibo regalos.
Ob-vio.
Así que: vamos con esa.

viernes, 8 de octubre de 2010

Llaves

Al tercer día del taller,
Ruiz Díaz de Vivar resucitó dentre los muertos.

Está sentado a mi izquierda y
aunque quiere
desconoce las reglas del juego.

Rengo o desmayado como Lázaro
larga palabras a andar.

Y vive
niño y adulto
como si nunca se hubiera ido de Tormes.


Mire que yo no sé jugar.
Nunca jugué a nada. Ni a las damas, ni al ludo, ni a nada. Dibujar tampoco. Cuando era chico, no aprendí... y después ya no tuve tiempo.
De chico yo laburaba con mi papá, en el taller. Pero no porque tuviera necesidad, no... Es que mi viejo tenía una discapacidad: era sordomudo... no de nacimiento, él tuvo meningitis. Era sordomudo y yo era, como quien dice, su mano derecha, su forma de comunicarse con el mundo. Donde iba mi viejo, iba yo... por eso es que siempre estuve entre grandes. No era un trabajo para mí, simplemente lo hacía, era así. Él trabajaba en el taller, todo el día, y yo lo acompañaba, hablaba por él. Y en el taller yo miraba y aprendía... así aprendí por ejemplo a abrir autos sin llaves como una picardía se podría decir, pero no como algo malo porque mi viejo no se dedicaba a esto. Yo arranqué después, cuando mi viejo murió, empecé así sin nada casi como un juego o una travesura.
Mis hermanos no estaban en el taller, yo soy el más grande de los 4 y ellos no tuvieron esa función digamos.
Igual mientras iba al taller también iba a la escuela. Fui a la primaria, pero no terminé. Llegué a 7mo grado y a mitad de año, dejé, no fui más. Mi vieja no me mandó, tal vez porque ella es una persona muy sometida: mi hijita de 3 años va y la domina.
¿Juegos? No hacía lo que hacían mis amigos, ni al fútbol jugaba, y después, cuando era más grande, los miraba y me parecía que eran cosas de chicos, ya ni me llamaban la atención.

Así que la primaria la terminé en el Instituto recién. Quedé con poco porque nunca robé con armas. Como le dije una vez, empecé de chico, como un juego o a aventura. 

voz que dice: el Vecino

jueves, 7 de octubre de 2010

Sorpresas

La noticia de la requisa en la escuela me dejó -debo admitirlo- por un momento turulata... me da vueltas en la cabeza y todavía no sé muy bien cómo interpretar ese hecho... ¿por qué en la escuela?
Pero la realidad de nuestro trabajo siempre trae, escondida, otra clase de sorpresas... por suerte. 
Castelli, un alumno nuevo que ayer no vino a la escuela porque había ido a Tribunales contó que, estando en la leonera, se encontró con Goliat (el pibe que había sido trasladado a fines del año pasado o principios de este)... 

¿Y de qué hablaron en ese lugar de espera interminable?: de la escuela... el gigante le preguntaba de los profes y Castelli le contaba del festejo del día del estudiante... uno y otro decían de las fotos, de la compu, del profe de Matemática, de la de Lengua, que estaba bueno ir a la escuela, que era divertido... El gigante dijo y repitió que nos mandara saludos...
¿Qué me contursi?